Vuelvo, de nuevo, con otra tarea dentro del desarrollo del curso El portafolio educativo como instrumento de aprendizaje y evaluación (INTEF 2016). En este caso, se trata de una actividad colaborativa. En pequeños grupos, debíamos diseñar una rúbrica para evaluar un e-portfolio. Si quieres ver con detalle el resultado, tica aquí: Rúbrica para evaluar portafolio docente.
Ha sido una experiencia interesante, aunque te deja pensando. Si solo se tratara del resultado de la rúbrica, creo que es más fácil hacer la tarea de forma individual: vas a tu ritmo y trabajas cuando puedes y como quieres.
En un trabajo colaborativo (y a distancia), en cambio, tienes que estar pendiente y entrar con frecuencia al espacio en línea para no dejar a otros en espera. Pero te puedes encontrar con "parones" al mismo tiempo, si alguien no puede entrar y no participa. También puede que algo no lo consideres y quieras cambiarlo, pero no depende de ti. En fin, pueden surgir muchas cosas.
En el plano ideal, se trata de crear algo nuevo entre todos: no la idea que cada uno tenga, sino una hecha de forma conjunta. Y esto nos enriquecería, porque podríamos llegar a algo nuevo distinto a lo que haríamos individualmente.
En la realidad, que esto se cumpla dependerá del compromiso e implicación en el ejercicio participativo así como del debate (donde podemos explicar por qué motivo vemos una cosa y no otra, y descubrir perspectivas nuevas en las visiones de los compañeros).
Pero dentro del contexto de un curso con plazos de tiempo y tareas diversas como ha sido este -al tiempo que en nuestros respectivos contextos educativos estamos con bastante trabajo-, el ejercicio termina por convertirse en cumplir con lo que se pide, sin demasiadas complicaciones. Para mí, esto es un poco frustrante.
De todos modos, en nuestro caso fue un trabajo relativamente fluido, aunque tuvimos un fallo importante en la parte colaborativa. Quedó un compañero sin participar: no entró en el foro de trabajo. Los demás estuvimos varias semanas trabajando y cuando ya teníamos terminada la rúbrica casi a punto de terminar el plazo de entrega, esta persona entró, vio la situación y se disculpó: había confundido las fechas. Por mi parte, puedo decir que pensé que había abandonado el curso, pero no se me ocurrió escribirle un mensaje para preguntar qué pasaba. Un fallo habitual en nuestras vidas: dar por hecho algo y no aclararlo. Lo comparto por si les sirve.
En definitiva, como experiencia, fue enriquecedora para aprender sobre nosotros mismos y para apreciar las dificultades que tiene trabajar con otros, algo que le pedimos a los alumnos muchas veces. Así podemos ser conscientes de los problemas que conlleva y las necesidades que implica.
En cuanto a la rúbrica, creo que nos quedó bien y espero que la encuentren de utilidad.
En un trabajo colaborativo (y a distancia), en cambio, tienes que estar pendiente y entrar con frecuencia al espacio en línea para no dejar a otros en espera. Pero te puedes encontrar con "parones" al mismo tiempo, si alguien no puede entrar y no participa. También puede que algo no lo consideres y quieras cambiarlo, pero no depende de ti. En fin, pueden surgir muchas cosas.
En el plano ideal, se trata de crear algo nuevo entre todos: no la idea que cada uno tenga, sino una hecha de forma conjunta. Y esto nos enriquecería, porque podríamos llegar a algo nuevo distinto a lo que haríamos individualmente.
En la realidad, que esto se cumpla dependerá del compromiso e implicación en el ejercicio participativo así como del debate (donde podemos explicar por qué motivo vemos una cosa y no otra, y descubrir perspectivas nuevas en las visiones de los compañeros).
Pero dentro del contexto de un curso con plazos de tiempo y tareas diversas como ha sido este -al tiempo que en nuestros respectivos contextos educativos estamos con bastante trabajo-, el ejercicio termina por convertirse en cumplir con lo que se pide, sin demasiadas complicaciones. Para mí, esto es un poco frustrante.
De todos modos, en nuestro caso fue un trabajo relativamente fluido, aunque tuvimos un fallo importante en la parte colaborativa. Quedó un compañero sin participar: no entró en el foro de trabajo. Los demás estuvimos varias semanas trabajando y cuando ya teníamos terminada la rúbrica casi a punto de terminar el plazo de entrega, esta persona entró, vio la situación y se disculpó: había confundido las fechas. Por mi parte, puedo decir que pensé que había abandonado el curso, pero no se me ocurrió escribirle un mensaje para preguntar qué pasaba. Un fallo habitual en nuestras vidas: dar por hecho algo y no aclararlo. Lo comparto por si les sirve.
En definitiva, como experiencia, fue enriquecedora para aprender sobre nosotros mismos y para apreciar las dificultades que tiene trabajar con otros, algo que le pedimos a los alumnos muchas veces. Así podemos ser conscientes de los problemas que conlleva y las necesidades que implica.
En cuanto a la rúbrica, creo que nos quedó bien y espero que la encuentren de utilidad.