Evaluando la biblioteca de mi centro

Una de las primeras tareas que tenemos en el curso Bibliotecas escolares y uso del AbiesWeb del INTEF es realizar un cuestionario sobre la biblioteca de nuestro centro como instrumento de evaluación para tomar conciencia de cuáles son sus características y servicios. Esto nos permitirá reflexionar sobre qué aspectos se deberían mejorar, cuáles son las iniciativas que se deberían emprender y las tareas más urgentes para cada una de ellas.

El cuestionario abarca distintos aspectos: local, mobiliario y equipamiento; la colección; los servicios; y la actividad pedagógica. ¿Qué observo? He de decir que entré en el centro solo hace un par de cursos y poco a poco he ido averiguando el pasado de esta biblioteca y descubriendo su estado.

Librería, naobim, Pixabay

En estos momentos tenemos un local específico para la biblioteca, compuesto de dos salas separadas por un tabique con puerta, acogedor, con una decoración atractiva, con buena parte de los documentos ordenados siguiendo un plan de clasificación, y distribuido en diferentes zonas (estanterías, mesas grandes de trabajo, mesas con ordenadores y conexión a internet –aunque la biblioteca también es una zona de wi-fi abierta– y zona de trabajo del profesor/bibliotecario).

Pero… la biblioteca no está bien señalizada (carece de plano y de cartelería), y las estanterías no permiten el libre acceso a los documentos: las que se encuentran en la zona exterior (gran sala), por estar con puertas cerradas de cristal (el curso pasado las dejamos abiertas y robaron colecciones completas de libros), y las que se encuentran en la sala contigua (más pequeña, solo para las estanterías) que contiene el grueso del fondo, por estar tras una puerta cerrada (hay que solicitar al profesor que abra para acceder). En cuanto a los ambientes de trabajo, en los recreos y horario de tarde –es decir, en horario de libre uso– funciona como una sala de estudio y tiene por norma el silencio, así que, aunque dispone de mesas grandes de trabajo que podrían servir para el trabajo en grupo, el silencio lo impide en gran medida. Pero sí sirve como zona para lectura (en sillas ordinarias; no dispone de zona de sillones o puf para “lectura relajada”). Por supuesto, si un profesor la usa en horario de clase, para trabajar en ella, sí es un espacio para trabajo en grupo.

Libros, ProSmile, Pixabay

En cuanto a la colección, tiene obras de referencia, materiales informativos para las diferentes áreas curriculares y obras de ficción. Pero tenemos varios problemas. Lo más grave es que casi toda la colección –hablamos de más cincuenta estanterías– está sin catalogar a efectos reales (ni con el Abies ni en ficheros o registros de papel). El centro tiene un fondo antiguo (es un centro de muchos años, pero no están los libros de registro, y además recibió libros –especialmente libros de ficción, bastante actuales– de otro centro cercano que cerró). Así que tenemos libros, pero ¡no sabemos realmente lo que tenemos! El curso pasado, cuando solicité el AbiesWeb, descubrí una serie de libros registrados (por lo que tenían un registro), pero como en algún momento pasado tiraron libros, según me contaron, tenemos pendiente comprobar qué es real o no de ese registro. El primer paso que dimos entonces fue ordenar en las estanterías la mayor parte de los libros siguiendo la CDU grosso modo (algunos números sí están ordenados por completo, con sus distintos epígrafes y alfabéticamente, y otros están en números más generales a la espera de ordenar internamente). Si quieres buscar algo, tienes que ir a las estanterías para ver qué hay (pusimos los epígrafes y subepígrafes de la CDU señalizados en los cantos de los estantes; lo que no está es la cartelería grande que señalice todo el conjunto de estanterías de la biblioteca). Todavía quedan estanterías completas de libros pendientes por ordenar. ¡Y casi todo por catalogar realmente en el sistema informatizado!

Analizándola con más detalle, también encontramos lo siguiente: parte de las obras de consulta y referencia no está actualizada; para algunas áreas curriculares hay material informativo de calidad y para otras no (el 6 es el punto más flojo); el fondo de ficción (incluidas obras literarias para la lectura por ocio) es muy bueno y variado, pero predomina frente a los de información (que están menos actualizados); la selección de material multimedia es muy pobre, con relación al resto; y no se realizan de forma estable y planificada labores de curación de contenidos.

Reloj, ProSmile, Pixabay

Con respecto a los servicios, todavía estamos peor. Lo bueno es que el centro, al tener turno de noche, abre la biblioteca desde las 17:00 hasta las 22:00, dando la posibilidad de leer o estudiar libremente en ese periodo. Además, abre durante los recreos (gracias a profesores voluntarios, pues no hay guardias de biblioteca). Lo malo es que carecemos de un servicio de información: no tenemos tablones de anuncios, guía de la biblioteca, guías de lecturas, servicio de información general ni bibliográfica o presencia activa en redes sociales. Se creó un blog, pero el proyecto está parado en estos momentos.

Libro-leer, Kidaha, Pixabay

Y en cuanto a la actividad pedagógica, aunque el curso pasado se trabajó en la línea de elaborar un plan de trabajo y programa de biblioteca, y se recogió en el proyecto educativo y la programación general anual, en este curso esta línea de trabajo ha quedado parada. Se realizan actividades de alfabetización mediática e informacional, pero de manera independiente por distintos profesores desde sus materias (sin coordinación), y se ha planificado una propuesta de trabajo de investigación interdisciplinar con un producto final conjunto para llevar a cabo en el tercer trimestre.

En conclusión, queda mucho trabajo por hacer. Y dado que no se dan horas lectivas (ni complementarias) para estas labores, se trata de una labor hecha por profesores voluntarios (sobrecargados de horas, alumnos, tareas burocráticas…). Es difícil, pero no perdemos la ilusión por nuestra biblioteca. 

Realizado el análisis, creo que tenemos varios frentes urgentes: 1) la labor de catalogación  y ordenación del material, incluyendo una posible "limpieza" (necesitamos formar un equipo de trabajo para ello, porque se trata de un trabajo que nos va a llevar algunos cursos); 2) las labores de información en un amplio sentido (señalizar la biblioteca, dar a conocer sus servicios, publicitarlos, crear guías...); y 3) retomar el plan de comunicación lingüística y de biblioteca y la coordinación entre departamentos. 

El segundo frente quizás sea el más fácil de llevar a cabo a corto plazo y puede darle un buen empujón a la dinamización de este espacio y sus recursos.

¡Toca comprobar con cuántos voluntarios contamos!