Portada de Moribito III |
Continuamos de nuevo con Moribito. Esta vez con El guardián de los sueños. Esta es
la tercera historia de la colección,
de la escritora Nahoko Uehashi (publicada por la editorial SM). Si ya han leído
las reseñas de las historias anteriores, sabrán que se trata de historias
entretenidas de acción, aventuras y fantasía, y que la autora es muy hábil
manteniendo el suspense y la intriga.
La
protagonista, Balsa –como ya saben–, es
una guardaespaldas a sueldo, experta en artes marciales y en el manejo de la
lanza, y aunque la historia
está ambientada en lugares imaginarios, refleja la cultura y el estilo de vida
del Japón feudal durante la Edad Media.
La primera historia transcurría en Nuevo Yogo, un imperio fundado
en la península de Nayoro. En aquella historia conocíamos a Balsa y a otros
personajes, que continuarán en la saga: Jiguro, su maestro protector ya muerto,
quien había sido el mejor lancero de Kanbal y que le había salvado la vida
cuando niña; Tanda, curandero y aprendiz
de chamán, amigo de la infancia de Balsa; Torogai, una de las chamanes más
reputadas de Nuevo Yogo; Shuga, el joven astrólogo imperial de gran talento; o
Chagum, el joven príncipe de Nuevo Yogo, a quien Balsa le salva la vida.
En la segunda historia, Balsa regresaba a su país natal, Kanbal,
un país de clanes de guerreros y campesinos y del pueblo de los pastores
trashumantes, al norte de Nuevo Yogo y al otro lado de las montañas de la
Niebla Azul. Allí resurgían los recuerdos del pasado y cobraba protagonismo
Jiguro, del que descubríamos nuevas facetas.
En esta tercera historia, nos encontraremos de nuevo con todos
estos personajes y descubriremos el pasado de la chamana Torogai. Pero también
conoceremos a un singular personaje nuevo: Yugno, un cantante viajero y actual
Li Tu Luen, amador de los kodama (los
Li, espíritus de los árboles que aman los cantos).
En el reino de Nuevo Yogo, la esposa del mikado (el emperador) y
una joven campesina han quedado atrapadas en el mundo de los sueños. Ven una
flor exuberante en cuyos pétalos quedan cautivas sus almas. Balsa se enfrentará
al guardián de la flor, y volveremos a sumergirnos en los mundos paralelos al
mundo visible de Sagu. En esta historia nos encontraremos de nuevo con Nayugu,
el mundo el invisible, el cual, como un pozo sin fondo, a medida que ahondas más vasto e insondable se hace.
En este sentido, esta historia me parece la más “enredada” de las
tres (por cómo se entrelazan los mundos que aparecen y los personajes
vinculados a ellos), pero Nahoko Uehashi consigue mantener el interés, a pesar
de todo. E igualmente resulta curioso cómo aparecemos en el mundo de los
sueños. Adentrarse en el mundo de los deseos puede ser peligroso. Quedas
invitado al viaje.
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